Carta de un joven soñador
Me fui a Canadá...
Finalmente, después de haberlo soñado un par de años, por fin pude lograr esta meta. Escribo esto ya con 3 semanas de haber llegado al país. A veces le temo a sentarme y escribir sobre lo que siento, pero aquí estoy… sentado una vez más cumpliendo conmigo mismo.
¿Cómo logras no exceder el límite de peso en la maleta cuando tienes que empacar toda tu vida en ella? Esas ilusiones y sueños pueden estar cargadas de mucho peso.
Gracias mamá por la bendición, a pesar de que ya no soy creyente está ultima la sentí verdadera.
Hace tiempo escuche decir a madre que mi abuelo me admirada mucho. ‘’Siempre que el Armando se propone algo lo consigue’’. Sí abuelito, yo también te admiro y gracias por apoyarme en mis decisiones, aunque sé que te duele cada vez que me voy. A mí también me duele y al igual que tú, no pude evitar llorar de camino al aeropuerto.
Por alguna razón siento que este es un viaje de pocos días, todavía no lo asimilo. No sé en qué momento me sentiré lejano, pero he de decir que ayer mientras llovía, no tuve miedo de mojarme, al contrario, no pude evitar reír y correr al sentir esa emoción de haberlo conseguido.
No sé cuándo los volveré a ver y no quiero ser dramático, perdón hermana por no enseñarte a manejar y poder guiarte de una mejor manera, espero que sigas algún buen ejemplo que yo te haya podido dar.
Los quiere el Armandito.
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